Hoy por hoy, se escucha permanentemente que “se han perdido los valores”, o “tiempos eran los de antes”, etc. Lo que estoy segura que se perdió es el contacto, primero con uno mismo, con nuestras sensaciones y emociones; y, en consecuencia con el entorno mediato e inmediato. Se perdieron las redes sociales de contención, de comprensión. Se perdió el interés por el otro, el simple “estar” con el otro. Se perdió la posibilidad de disfrutar con los juegos de cuando éramos chicos, aunque ya no seamos chicos. Pero, por suerte, NO TODO ESTA PERDIDO!!!!
Podemos recuperar la capacidad de disfrutar, de contactarnos con el otro, de permitirnos volver a jugar a la mancha, al baile de la escoba, y tantos otros, sin la necesidad de que haya niños presentes, podemos acunar y ser acunados como cuando éramos bebés.
Para eso es importante facilitar un clima propicio para que este encuentro se vaya dando paulatinamente y, sobre todo, con el mayor de los respetos. Utilizando técnicas de encuentros sensitivos con el otro, se pueden lograr los lazos fundamentales para la expresión. Nos expresamos a partir de un cuerpo creativo, que, por diferentes vicisitudes personales se encuentra encapsulado en un cuerpo estático. En el encuentro con el otro se van creando redes de contención que permiten descontracturar ese cuerpo habituado a la cotidianeidad solitaria. Vale la pena comprobar que el cuerpo escuchado, acariciado, acunado, nombrado, se habitúa fácilmente al bienestar, a esa sensación de apropiarse nuevamente del propio cuerpo.
Por otro lado, tuve la posibilidad de comprobar lo terapéutico que resulta trabajar a través de las sensaciones, dejar fluir las emociones en un espacio de contención; por eso he creado una terapia que trabaja desde el cuerpo mas que desde las palabras y que he llamado “Terapia de las Sensaciones”. Dejar que el cuerpo hable, que se relaje a través de movimientos, danzas (no coreográficas), permite expresar aquello que las palabras no alcanzan a distinguir, y mucho mas, si es en un espacio contenedor
Este es un trabajo paulatino que permite descontracturar las tensiones diarias y, a la vez, nos da la posibilidad de encontrarnos íntimamente con nosotros mismos y con el otro, logrando una visión sensitiva de la vida.
La idea es poder transformar el espacio en un lugar de contención para elaborar las problemáticas surgidas en cualquier ambiente laborar
Lic. Paula Bialoskurnik
Psicologa
Coordinadora en Recursos Expresivos